El paciente prefiere
permanecer en lugares oscuros y sin ruidos.
El dolor es continuo,
muchas veces pulsátil, comienza antes del mediodía, localizado en las
regiones frontal, ocular o temporal. Su intensidad aumenta poco a poco hasta
que se vuelve insoportable y persiste durante horas.
El ozono, en estos
casos por autohemotransfusión, mejora la circulación cerebral, reduce el
dolor por su acción analgésica, oxigena los tejidos al proteger la
estructura del eritrocito y permitir que el ozono difunda correctamente.
Los resultados se
observan después de la 2ª-3ª sesión y los síntomas van remitiendo
paulatinamente.